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Llegamos a la tercera semana de nuestra serie Juzgado. Esta semana, nuestro enfoque se centra en “estar en el mundo, pero no ser de él.” Este es un concepto difícil para muchos porque… hum… ¡ESTAMOS en el mundo si todavía estamos vivos! Trabajamos en nuestros empleos, llevamos a nuestros hijos al dentista, vamos a un partido de béisbol con amigos, miramos YouTube. Debemos excavar bajo la superficie para ver a qué se refiere realmente Jesús. ¿Cómo desea Dios que existamos junto a aquellos que están fuera de su familia de una manera que los atraiga hacia su corazón y no los aleje de él?

La semana pasada comenzamos una nueva serie titulada Juzgado, que se centra en el juicio moralista. Aprendimos que antes de confrontar a otra persona, primero debemos pedirle a Dios que examine nuestro propio corazón. Esta semana, nos centraremos en las ocasiones en las que somos llamados a ayudar a un hermano creyente que está pasando por momentos difíciles. Si bien la corrección a veces es necesaria, hay una manera correcta y otra incorrecta de abordarla. La forma en que manejamos estos momentos puede marcar la diferencia.

¡El tema de juzgar! Pocas cosas nos enfadan tanto como el hecho de ser juzgados. Todos juzgamos a los demás, muchas veces sin siquiera conocer las circunstancias, y aun así odiamos que los demás nos juzguen. ¿Qué dice la Escritura sobre este tema? Esta semana comenzamos una nueva serie llamada Juzgados. En esta primera semana, estamos considerando específicamente el juicio moralista.

La semana pasada, analizamos la forma en que el Espíritu Santo nos impulsa a actuar a medida que crecemos en nuestra capacidad de compartir el evangelio. Esta semana, analizaremos cómo es ofrecer un sacrificio aceptable. Ya sea que tengamos poco o mucho, Dios valora la integridad y el carácter. En realidad, Él no necesita nuestro dinero ni nuestro tiempo; quiere nuestro amor y nuestra lealtad.

La semana pasada, nos centramos en darlo todo individualmente y permitir que el Espíritu Santo nos guíe a cuidar de los demás. Esta semana, analizaremos la forma en que el Espíritu Santo nos envía y cómo crecer en nuestra capacidad de compartir el evangelio. Dios no nos deja solos, darlo todo significa seguir sus indicaciones incluso cuando no entendemos todos los detalles. No tiene por qué ser complicado.

La semana pasada, hablamos sobre cómo la iglesia no es solo el edificio donde nos reunimos para los servicios: es una comunidad guiada por el Espíritu Santo. Esta semana nos enfocamos en dar lo mejor de nosotros mismos y permitir que el Espíritu Santo nos guíe para preocuparnos por los demás en 2025.

¡Feliz año nuevo y bienvenidos nuevamente! Esperamos que hayan tenido una maravillosa Navidad y un excelente comienzo de año. Al comenzar el año 2025, es el momento perfecto para reflexionar, renovarnos, reiniciar y avanzar con un nuevo propósito y energía. Este fin de semana, exploramos lo que Dios podría estar llamándonos a buscar en el año que viene, como comunidad de la iglesia y como individuos.

¡Yahvé, el nombre verdadero y apropiado del único Dios, Adonai, nuestro amo y rey! Veneremos Su naturaleza santa y la belleza de Sus nombres. Que nos quedemos asombrados ante Su grandeza, el poder de Su nombre, y que eso transforme la manera en que nos acercamos a Él y vivimos para Él cada día.

Este fin de semana, los pastores del campus nos presentaron otro nombre de Dios: Jehová Mekoddishkem. (¡Intenta decirlo diez veces rápido!). Este nombre significa “El Señor que santifica” o “El Señor que hace santo”. Cada uno de los nombres de Dios revela algo maravilloso acerca de Su carácter y de cómo obra en nuestras vidas cuando lo invitamos a entrar. Esta semana, examinemos el proceso de santificación que dura toda la vida y cómo se manifiesta.

Este fin de semana exploramos el nombre Jehová Jireh. Otro nombre de Dios que nos recuerda que Él proveerá para nosotros. La historia de Abraham e Isaac nos muestra una experiencia humilde de cómo Dios proveyó para Su pueblo. Esperamos animarte en esta temporada navideña mientras descubrimos los poderosos nombres de nuestro Dios. Cada uno revelará un aspecto diferente de Su carácter y amor por nosotros.